(+VÍDEO) Contaminada y costosa: el calvario por el agua que viven más de 900 familias en el fraccionamiento Soto Innes de Minatitlán

DANNA PALMEROS-CI

Minatitlán, Ver. Tener acceso al agua potable debería ser un derecho básico, pero para los habitantes del fraccionamiento Soto Innes es una promesa incumplida desde el día en que firmaron el contrato de sus viviendas. Hoy, más de 900 familias siguen lidiando con un suministro que no solo es insuficiente, sino potencialmente dañino para su salud.

A pesar de que el servicio está pactado en el contrato de adquisición de las casas, lo que llega a los hogares dista mucho de lo que podría considerarse agua limpia. Según vecinos como Manuel Betanzos, desde el inicio recibieron el líquido desde un pozo elevado dentro del mismo fraccionamiento, pero con graves deficiencias: olor fétido, residuos visibles y lodo en las tuberías.

“La calidad del agua ha generado problemas de salud. Hay gente con infecciones, y el daño a electrodomésticos es evidente. Las lavadoras, las tazas del baño, todo se arruina con el uso constante de esa agua contaminada”, denunció Betanzos en entrevista.

Actualmente, el pozo que abastece a la colonia está ubicado en la zona conocida como “El Cocal”, lo que en teoría representa una mejora. Sin embargo, los problemas persisten. Aunque el agua ahora llega más clara, el olor y las sospechas de contaminación química no han desaparecido. Vecinos aseguran que se han realizado análisis que revelan la presencia de plomo, y que las labores de retrolavado en la red hidráulica no resolvieron el problema de raíz.

Mientras tanto, la Dirección General de Agua continúa exigiendo el pago mensual del servicio. Cada hogar acumula una deuda estimada en más de 60 mil pesos, a pesar de que el servicio prestado está lejos de ser funcional. Para los residentes, la única alternativa ha sido la instalación de filtros caseros, que con el tiempo también terminan por deteriorarse sin lograr eliminar completamente los riesgos.

“El agua está un poco más clara, pero sigue apestando. Más del 90% de la colonia está afectada, y nadie da la cara”, reclamó Betanzos.

En medio de esta situación, las familias de Soto Innes enfrentan una contradicción cotidiana: pagar por un servicio esencial que no solo no cumple con los estándares mínimos, sino que también pone en riesgo su salud y patrimonio. Mientras tanto, esperan una respuesta oficial que hasta ahora no ha llegado.

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