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«Es una pesadilla»: Gutiérrez Müller asegura que ser la esposa de AMLO complica su labor de investigadora

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AGENCIAS

Beatriz Gutiérrez Müller manifestó que en su labor como académica e investigadora, más que ser beneficiada por ser la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha sido lo “contrario”, pues señaló que constantemente sus trabajos son rechazados para publicación con un “tufo antimarido”.

Al participar en el IV Congreso de Investigadoras del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y de Iberoamérica organizado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la historiadora dijo que para las investigadoras que participan en la política o que están vinculadas al ámbito público político, enfrentan condiciones “graves, injustas y antiéticas”.

Sin mencionar el nombre del presidente, Gutiérrez Müller se quejó de que sus méritos como académica y sus trabajos de investigación se han visto afectados por ser la esposa del presidente.

“¿Que si he sacado algún beneficio por ser la esposa de…? ¡Para nada! ¡Al contrario! Nunca uso nombres ajenos para mi favor, pero ellos sí para molestar”, expresó la académica en su discurso ante otras investigadoras.

“Esto es una pesadilla. Cada vez menos me preocupa lo que publiquen periódicos o radiodifusoras sobre mi vida académica, sin embargo, es molesto. En la opinión, actuación o evaluación de mi trabajo por parte de los detractores de… mis logros se los debo a mis supuestas influencias”, agregó.

Señaló que su curriculum vitae y su cédula doctoral son constantemente buscados o requeridos en el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI).

“Buscan, y buscan de mala fe, que sigan buscando, nosotros seguiremos respondiendo los oficios, pero es inaceptable que los comités editoriales y las comisiones dictaminadoras, aún en los concursos por una plaza de tiempo completo o en el SNI sometan a evaluación nuestras relaciones personales”, expresó.

Relató que durante años ha enviado a dictamen de universidades trabajos de investigación que le habría gustado que se publicaran en México, pero que de cada 10 intentos que hizo sólo logró tres.

“Los dictámenes que recibí eran insolentes. Todo lo tengo guardado en mi computadora, no estoy inventando. Percibía ese tufo anti… antimarido, que repito, debe preservarse fuera del ámbito académico”, indicó.

Al mencionar una anécdota, contó que en una ocasión que envió un artículo para ser publicado por una universidad de la cual no mencionó nombre, dos evaluadores le respondieron el mismo día con expresiones similares: “Su trabajo no se acepta ni para revisión porque está mal redactado, no se comprende la hipótesis”.

Aseguró que esas evaluaciones cambian cuando envía sus trabajos a instituciones en el extranjero, donde le han respondido “con dictámenes serios aportan a los realizado y no se juzgan las relaciones personales”. Por ello, apuntó, que el 72 por ciento de su producción como investigadora la ha tenido que publicar en otros países.

“Aprovecho este foro para decir y compartir la idea inicial, todas las investigadoras mexicanas hacen milagros para trabajar en lo académico y más aún si han formado una familia.

“Somos ciudadanas. Yo no fui elegida en las urnas y es nuestro derecho también ser respetadas, no humilladas, no calumniadas, ni víctimas de acoso o persecución, por ideas propias o de nuestros familiares”, puntualizó.

 

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