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Internacional

En Perú, familiares de pacientes covid hacen fila hasta 3 días para conseguir oxígeno

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Agencias

Cientos de peruanos hacen cada día filas de hasta tres días y duermen en la calle para conseguir un tanque de oxígeno medicinal, el bien que se ha vuelto indispensable para la atención sanitaria de familiares y allegados enfermos de covid-19, no sólo en el país andino sino en gran parte de la región.

Con mantas en el suelo, sobre pedazos de cartón o en pequeñas carpas, la gente espera a que el personal del centro de oxígeno Criogas en El Callao, la ciudad portuaria contigua a Lima, inicia la rutina de cada mañana: revisar con la policía la lista de quienes hicieron fila y anunciar cuántos cilindros se pueden llenar.

La segunda ola de la pandemia ha disparado la demanda de oxígeno medicinal, cuya escasez provoca situaciones dramáticas a diario en varias zonas de América Latina, como en la región amazónica de Brasil o la zona metropolitana de la Ciudad de México.
«Ayer hicimos largas colas, estoy desde las 5:00 de la mañana y llegué tarde, porque hay gente que lleva dos o tres días», dice Yamil Antonio Suca, un estudiante universitario de 20 años de edad.

En las calles de Callao esperando por un tanque de oxígeno significa no tener un sitio óptimo donde dormir, comer o atender sus necesidades, y soportar la bajada de temperaturas durante la noche, con los fuertes vientos que caracterizan a la zona.  El centro Criogas tiene mucha demanda por sus precios bajos.

Con las luces del amanecer, llegan algunos vendedores ambulantes que ofrecen pequeños desayunos de pan con aguacate, o simplemente café, para quienes ya llevan entre nueve y 12 horas de espera.

La lista de espera, organizada por algunos efectivos de la policía peruana, es revisada por la mañana para comprobar que nadie adelante el turno y también evitar la llegada de revendedores que aprovechan la crisis para lucrarse.

Así, tras llamar por nombre y apellido y marcar cada cilindro, se inicia el llenado, en turnos de 10 personas cada 45 minutos, hasta las cinco de la tarde. En medio de la preocupación, hay llantos y abrazos de solidaridad: un balón de oxígeno puede hacer la diferencia para un paciente en estado crítico.

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